miércoles, 25 de mayo de 2016

Reflexión Ana Raposo Contreras


 REFLEXIÓN FINAL
La innovación educativa
   
        En este documento dejo reflejado todos los contenidos trabajados en la asignatura, haciendo más hincapié en qué es la innovación educativa y qué es necesario para llegar a ella. Tras realizar un análisis pormenorizado de los textos y de la teoría vista en clase, he formado mi propia reflexión sobre este tema.

Según el texto de Carbonell Sebarroja, J. (2001). El profesorado y la innovación educativa podemos entender la innovación como un proceso largo en el que se pretende cambiar e introducir cambios en la educación, en la práctica docente. No se trata de modernizar la educación, sino tratar de mejorarla mediante intervenciones y transformaciones que estén encaminadas al correcto desarrollo tanto integral como académico de los niños, para que estén preparados para la vida misma, y sobre todo, para que la eficacia docente sea realmente eficaz.

En todo este desarrollo, el profesor juega un papel muy significativo, más bien fundamental, ya que el cambio educativo depende de lo que los profesores hacen y dicen. Son una de las personas más importantes que interviene en el desarrollo del niño y las que le acompañan en casi toda su vida en el viaje por el continente del saber.

Dicho esto, para que el proceso de innovación se lleve a cabo en los centros educativos,  es necesario que  el docente esté cualificado y que tenga claro que la educación es un cambio constante que se renueva con el paso del tiempo, por lo que cabe preguntarnos; ¿Qué cualidades debe tener un profesor innovador? Bien, a mi juicio creo que lo principal y lo más importante es que el docente tenga una mente abierta, ya que como he dicho anteriormente, la educación está en constante renovación y el educador como tal, debe sumergirse a ese cambio para poder adaptarse a los nuevos tiempos y responder eficazmente a las necesidades del alumnado. Otra característica imprescindible es que reflexione sobre la acción, el docente innovador actúa pensando y piensa mientras está actuando, de manera que cada paso que da, realiza un análisis y un proceso de evaluación para detectar posibles errores en su aplicación y mejorarlos en la siguiente. De nada sirve contar con educadores que tengan experiencia si durante toda su vida han seguido la misma metodología y no han sido capaces de reflexionar y autocriticar sobre su práctica como docentes.

Esta fase de reflexión podríamos calificarla como una estrategia docente, estrategia que el educador lleva a cabo con la colaboración de los demás agentes implicados en la educación, de tal manera que juntos analizan y buscan mediante preguntas y respuestas, las soluciones ante posibles incidentes críticos que los profesores se pueden encontrar en sus aulas (triadas reflexivas).

A parte de reflexionar sobre la acción, también es necesario investigar sobre la acción para poder llegar a una educación innovadora, ya que la enseñanza es una actividad investigadora que no está regida por leyes científicas que condicionan la educación, Sino que es la práctica junto con la teoría la que nos muestra la verdadera realidad de la docencia.

No podemos afirmar que un método de trabajo es exitoso sin haberlo llevado a la práctica anteriormente, por ello tanto teoría como práctica tienen que ir de la mano, y el profesor debe asumir en todo momento el papel de investigador, para que identifique, analice y de respuesta a los problemas educativos a través de la práctica.

El rol de investigador asumido por el profesor, no solo es bueno para los alumnos, (ya que favorece que la práctica educativa se adapte a ellos y a sus necesidades), también es bueno para el propio docente porque ser investigador contribuye a la constitución del desarrollo profesional del mismo, ya que implica desarrollar constantemente nuevos conocimientos en relación a los cambios que se producen en la sociedad. Se mantiene en formación continua, por lo que favorece a una mejor práctica profesional.

Por último, otro aspecto que se debería tener en cuenta para que la innovación en el aula sea posible es que el profesor adquiera un papel de guía y abandone el del mero instructor de conceptos,  dejando a los niños que experimenten mediante el trabajo a través de proyectos, de tal manera que sean ellos los protagonistas de su propio aprendizaje, que aprendan unos de otros,  no sean simples receptores de información y se trabajen todas las áreas de su desarrollo, dejando a un lado la metodología tradicional y apostando por nuevos métodos sencillos, y sobretodo prácticos que motiven al alumnado y trabajen las dificultades de los mismos, potenciando sus habilidades.

Esto solo es posible si logramos la renovación tanto del pensamiento docente como de la legislación y organización de los centros educativos de nuestro país, que permitan una educación propia de la innovación, en la que el aprendizaje del alumnado sea más libre de tal forma que las aulas cerradas se transformen en espacios abiertos y heterogéneos en las que se trabajen por proyectos y todos aprendan de todos, no sólo del maestro, porque éste también tiene mucho que aprender como docente y debe estar en formación continua para saber que su papel no sólo es el de transmitir conocimientos, sino también el de preparar a los niños para la vida que les espera, la vida en la que sabrán desenvolverse si su profesor reflexiona, investiga y trabaja las capacidades que tienen sus alumnos, en definitiva, si su profesor es innovador.



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