miércoles, 25 de mayo de 2016

Reflexión Raquel Valero Alique


REFLEXIÓN FINAL


En primer lugar, quiero comenzar mi reflexión definiendo la palabra Innovación y a su vez innovar, para poder así comprender el resto de mis palabras.

Según el diccionario WordReference, innovación es alterar las cosas introduciendo novedades, esas novedades son cosas nuevas, que antes no existían, no se usaban o no se conocían.
En relación a lo anterior descrito, la educación actual debe ser orientada hacia ese campo innovador, se deben realizar una serie de cambios para conseguir una educación de calidad adaptada a las características individuales de cada uno de nuestros niños.

En la actualidad, numerosos docentes ya practican una educación innovadora en la que se incluye el trabajo colaborativo y cooperativo. Esta práctica consiste en el trabajo de los alumnos en equipos de 3-5 componentes por grupo, esto ayuda no solo al niño en su propio aprendizaje individualizado sino también al resto del grupo que desarrollan sus capacidades conjuntas.

Para que un proyecto educativo sea innovador debe poseer las siguientes características:

o   Existencia de una práctica creativa en la que relacionemos la teoría con la práctica, puesto que ambas son muy importantes para poder realizar un mejor trabajo en nuestra aula.
o   Basarse en la enseñanza-investigación, reforzando la importancia de la investigación en los docentes para poder avanzar como profesionales y así ayudar a los niños/as.
o   Profesor como mediador de sus alumnos, ofreciéndoles las oportunidades e instrumentos necesarios para un mayor desarrollo de sus capacidades, y para ello el profesor debe estar lo suficientemente formado.
o   Trabajar inteligencias múltiples, es decir, trabajar todas las inteligencias de los niños/as de forma individualizada,  potenciando en cada uno de los niños la inteligencia que destaque, y no únicamente en la inteligencia tradicional.
o   El aula debe ser confortable y manejable para que los niños/as puedan realizar trabajos colaborativos.

Para que un maestro llegue a impartir clases innovadoras y que funcionen debe reflexionar constantemente sobre su práctica educativa. Si un maestro no se autoevalúa y reflexiona sobre lo que está haciendo bien para reforzarlo y sobre lo que está haciendo mal para mejorarlo, no se llegará nunca a realizar una práctica educativa innovadora de verdad.

Si el educador quiere que esta reflexión surja efecto, es muy importante que exista una relación muy estrecha entre los alumnos y el profesor. Para que esta relación sea fructífera debemos:
o  Escuchar a los niños dedicándoles el tiempo necesario para resolver cualquier duda que les pueda aparecer.
o  Observar a cada uno de nuestros alumnos en los diferentes momentos en los que está experimentando, para poder brindar soluciones a distintos problemas que puedan ir apareciendo.
o  Conseguir que nuestra aula presente un clima de confianza y seguridad para que los niños se sientan cómodos y motivados para experimentar y por tanto aprender.

Todo esto nos lleva a que el profesorado no sea pasivo en las aulas, sino que sea un mediador entre sus alumnos y el aprendizaje de estos, aportándoles diferentes instrumentos que llevarán a un mayor aprendizaje y desarrollo de los mismos. Para ello debemos innovar y no basarnos en dar una clase tradicional donde se enseñen conceptos y deban aprenderlos.

La reflexión no es sólo una práctica docente, sino que es aquella práctica válida para todo ser humano. Del mismo modo que una persona reflexiona sobre sus actuaciones en un momento determinado de su vida, el docente tiene que reflexionar  sobre aquellos momentos en el aula, en los cuales ha puesto más empeño para que sus alumnos aprendieran o en lo que su explicación no ha salido como esperaba. Ser docente implica un constante pensamiento en el trabajo, una preparación previa de las clases para que los alumnos aprendan aquello que les queremos enseñar.

A parte de reflexionar, para que un proyecto educativo sea innovador ha de cambiar el método de impartirse, como innovación en este ámbito creo que es muy importante el trabajo en el aula a través de Proyectos de todas las materias que se imparten en los centros. Gracias a este trabajo por Proyectos, estamos llevando a cabo una metodología innovadora que mejora nuestros centros y por tanto la educación de nuestros alumnos.
Al trabajar por proyectos los alumnos aprenden investigando, experimentando y viviendo cada uno de los procesos de enseñanza-aprendizaje, además de contar con el extra indispensable de nacer de sus propios intereses e inquietudes, y es precisamente por esto por lo que son tan importantes y ofrecen tan buenos resultados. Sin embargo, para trabajar correctamente en esta línea se necesita de una implicación total de los maestros. Es necesario un gran trabajo de elaboración, preparación de materiales y recursos y, como no, de evaluación.
Trabajando en esta línea también se favorecen las relaciones sociales y, con ellas, normas sociales de convivencia y valores tan importantes como la cooperación y el respeto, ya que los proyectos facilitan el trabajo en pequeños grupos y, por tanto, les ayuda a aprender a organizar el trabajo, las ideas y a repartir responsabilidades.

Para que todo esto sea posible el tutor del aula debe estar inmerso en un proceso constante de investigación-acción. Como hemos leído en los artículos proporcionados en clase, Según los de Latorre (2005), actualmente existen dos maneras de entender la relación entre enseñanza e investigación:
o    La enseñanza como actividad técnica. Este punto de vista nos muestra que la enseñanza es una actividad siempre igual en la que el profesor sigue unas conductas llamadas causas para desencadenar unos aprendizajes en los alumnos, es decir, causa una serie de efectos en estos.
o    La enseñanza como actividad investigadora. En este caso la actividad de la enseñanza no consiste en seguir unas reglas marcadas por las instituciones, sino reflexionar sobre la propia práctica que como maestros estamos llevando a cabo y aprender de ello.

Para poder llevar a cabo esta investigación y esta acción el profesor tiene que estar en continua formación para no quedarse obsoleto en sus conocimientos y en su forma de impartir las clases. Estos tres procesos, investigación, acción y formación es un ciclo y debe darse continuamente. Uno sin los otros no podrían producirse.


BIBLIOGRAFÍA
- Latorre, A. (2005). El profesorado como investigador. En La investigación acción. Conocer y cambiar la práctica educativa. (7-21). Barcelona: Graó.
- Latorre, A. (2005). La investigación-acción. En La investigación acción. Conocer y cambiar la práctica educativa. (23-38). Barcelona: Graó.
- Imbernón, F (1994). Propuestas de formación para una nueva cultura profesional. En La formación y el desarrollo profesional del profesorado. Hacia una nueva cultura profesional. Graó: Barcelona. 

-  Brockbank, A. y Mcgill, I (2002): Desarrollo de la práctica reflexiva: el diálogo reflexivo del docente con sus colegas. Morata, Madrid. (Pp. 128-146).

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