miércoles, 25 de mayo de 2016

Reflexión Beatriz Vida Piris


- Reflexión final, la innovación educativa -
Beatriz Vida Piris (B4)

Antes de comenzar el cuatrimestre, aparecieron en mi cabeza muchas preguntas en relación a la materia... ¿qué es la innovación educativa?, ¿en qué consiste?, ¿es complicado ser un docente innovador hoy en día?, ¿existe alguna receta para lograrlo?
A medida que fue pasando el curso, fui acumulando información muy diversa, que poco a poco, gracias a mis conocimientos previos, al trabajo y la reflexión, pude hilar todas las ideas, contestando así a los interrogantes que me suscitaba la materia antes de empezar.
La innovación consiste en tener la capacidad de crear algo diferente, novedoso y atractivo, utilizando para ello los recursos que tienes a tu alcance. Para innovar, hay que coger lo habitual, lo ya estipulado y renovarlo. Porque llega un momento en el que las ‘cosas’ del ayer no nos sirven de la misma manera para el hoy.
Y así pasa con la educación, está atrasada porque se basa en ideas del pasado. El tiempo avanza y la educación no evoluciona. Por eso, la única manera de renovar la enseñanza, de forma que nos adaptemos mejor a los tiempos de ahora, es a través de la innovación en la educación. Pero... ¿Qué es la innovación educativa y cuál es su objetivo?
La innovación en las aulas consiste en un largo proceso que persigue el cambio educativo, y que comienza por la transformación de la mentalidad docente, así como de la comunidad educativa en general.
Si una cosa se debe tener claro para llegar a ser un docente innovador, es que no se puede ser vago. Se debe estar en constante renovación y esto solo se puede conseguir a través la formación continua, la investigación, el diálogo, el trabajo en equipo, y la reflexión de la práctica educativa, adoptando para ello una actitud indagadora y objetiva.
Es importante reforzar la idea de que un maestro nunca tiene que dejar de aprender, además debe de ser consciente de lo que hace, teniendo autocrítica para no repetir patrones que con el paso del tiempo han quedado obsoletos. Intentando comprender la realidad del contexto en el que se desenvuelve el proceso de enseñanza-aprendizaje, para comprender mejor a sus estudiantes y poder adaptarse a ellos, teniendo en cuenta sus experiencias previas, detectando sus dificultades para ayudarles a mejorar, descubriendo sus talentos ocultos e intereses y despertando su curiosidad por conocer e indagar.
El maestro debe proporcionar a sus alumnos aprendizajes útiles para la vida, actividades experienciales e introspectivas en las que se intente relacionar todas las áreas curriculares entre sí, fomentando el trabajo cooperativo (¡No competitivo!) entre iguales, hacia la construcción del propio aprendizaje, la búsqueda del pleno desarrollo tanto individual como colectivo, así como del crecimiento personal de todos los niños y niñas de la clase.
Para que el docente adapte su práctica a la realidad del aula, debe construir y reconstruir constantemente marcos educativos a través de la propia evaluación de su trabajo pedagógico, teniendo muy en cuenta la opinión objetiva del resto de profesores, creando para ello momentos de intercambio de diálogos reflexivos (se recomiendan las triadas reflexivas, ya que facilitan enormemente el aprendizaje mutuo entre profesores).
Por lo tanto, los docentes, debemos tomar como hábito el investigar y reflexionar sobre lo que se hace, antes y después de la acción. Teniendo en cuenta que hay que evaluar, mediante la observación objetiva y crítica, revisando fallos y pensando posibles alternativas para mejorar la acción, compartiendo nuestras ideas con otros compañeros que nos ayuden a contrastarlas y enriquecerlas, lo que nos llevará de nuevo a formarnos para encontrar nuevas propuestas sobre las que reflexionaremos de nuevo, llevaremos a la práctica, y así constantemente. Esto conseguirá que la práctica y teoría estén más unidas, proporcionando aprendizajes más reales y coherentes a los estudiantes. Por eso, se debe tener en cuenta que esta cadena de acciones no puede dejarse de llevar a cabo si realmente queremos innovar, mejorar la docencia de hoy en día y aumentar el desarrollo profesional en los centros.




Todo esto se puede resumir con la siguiente  ‘receta’ para profesores:





Como se puede comprobar, en la innovación educativa tiene un papel fundamental la mentalidad del maestro. Pero no solo eso, la cultura de las instituciones influye enormemente en la innovación, y actualmente en nuestro país pocos centros están realmente preparados para llevar a cabo una verdadera educación innovadora.
Por ello, necesitamos preparar a las escuelas hacia la innovación, partiendo en primer lugar del cambio de pensamiento docente y siguiendo por la renovación de la legislación y organización de los centros educativos de nuestro país, para crear escuelas en las que prime la libertad del alumnado, la formación continua del profesorado, el constructivismo basado en pequeños proyectos, la nueva organización de los espacios para crear clases abiertas y heterogéneas en las que todos aprendan de todos, concienciar de la importancia de tener iniciativa compartida entre equipo directivo-docente y las familias, procurar establecer una buena conexión entre las inteligencias básicas y las múltiples de Howard Gardner para potenciar ambas partes del cerebro de los niños y conseguir que sean más brillantes y creativos, teniendo en cuenta que el principal objetivo de las escuelas no es la transmisión de conocimientos, sino la de preparar a los niños para la vida, buscando la transformación social que facilite la vida en comunidad para todos y todas.
Porque como bien dijo Einstein en su día...

“La educación es todo aquello que queda, después de olvidar lo que se ha aprendido en la escuela”

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